MADRID.- Participó este viernes por la mañana el alcalde de Berlín, el socialdemócrata Klaus Wowereit,
en un par de actos en Madrid. Berlín y Madrid, dos capitales con tres y
pico millones de habitantes por cabeza, llevan 25 años hermanadas, y
este viernes tocaba conmemorarlo por todo lo alto: primero un desayuno
organizado por Nueva Economía Fórum y luego un acto protocolario en los
jardines de Cecilio Rodríguez, en el Retiro. El primer evento, en un
hotel, salió bien, pese a que no acudieron tantas figuras como la
alcaldesa Ana Botella hubiera deseado (Arturo Fernández, el embajador alemán, Álvarez del Manzano…); el segundo acto fue, en cambio, “una chapuza”, según varios de los (escasos) asistentes.
“La delegación berlinesa se ha marchado con cara de pocos amigos”, de
acuerdo con estas fuentes. Algo no sucedió como se esperaba en la
organización municipal, porque al emblemático parque en el que tuvo
lugar el 25º aniversario apenas fueron una veintena de invitados.
“Éramos más concejales de la oposición que del equipo de Gobierno”,
cuenta un edil que no es del PP. Bajo un sol de justicia aunque con la
protección de la masa arbórea, el Consistorio, anfitrión, no es que
estuviera a la altura de una celebración nada baladí, el hermanamiento
político con la capital del país de las huestes de Angela Merkel, lamenta la oposición.
“La organización fue un desastre, una oportunidad perdida. El
Ayuntamiento podía haber aprovechado la ocasión para dar más bombo a un
encuentro que realmente puede servir para favorecer la economía,
especialmente en el lado empresarial. O en vender la ‘marca Madrid’. O
incluso en vender los Juegos de 2020”.
Al parecer, también hubo un fallo en el área de comunicación
municipal, desde la que se enviaron dos convocatorias que cruzaban datos
de los actos sin ton ni son. “Cuando tu turismo está bajando, no es de
recibo dar un perfil tan bajo a un hermanamiento con Berlín”, apunta
otro concejal que estuvo por el parque y que tampoco es de la bancada
popular.
Dicen que Wowereit fue uno de los que más se molestó, aunque no se
notó demasiado cuando le tocó hablar. De hecho, cuando fue preguntado
por el papel de Merkel en la crisis respondió que los alemanes deben
"comportarse en ese proceso de la manera más sensible posible para no
alimentar ese tópico de que los alemanes quieren imponer las cosas".
Pero luego, eso sí, se puso el armazón de káiser: “Los españoles tienen
que comprender que si se presta ayuda no tiene que ser percibida como
una ayuda sin límites”.