MADRID.- El Banco de España recomendó en 2009 a Caja
Madrid que analizara mejor la capacidad de pago de sus clientes, tras
constatar que muchos de los préstamos hipotecarios eran operaciones "mal
concedidas en su inicio" a personas sin ingresos regulares o "con
sueldos bajos y, por tanto, con poco excedente para vivir".
En el sumario del caso Bankia, consta un informe elaborado por la inspección del Banco de España
sobre la cartera hipotecaria minorista de Caja Madrid fechado el 20 de
julio de 2009.
Los inspectores consideraban "muy dudosa" la capacidad de
reembolso de los préstamos otorgados en casi la mitad de las operaciones
analizadas como consecuencia del "deterioro" de la situación económica
del usuario de hipoteca y, por ende, del elevado esfuerzo que le suponía
pagar la cuota.
Los técnicos del supervisor advertían de que la cuota consumía a
menudo más del 60% de los ingresos conjuntos de los titulares, que eran
en su gran mayoría personas con sueldos bajos y con "poco excedente para
vivir". Precisaron que llegaba a consumir el 100% de los ingresos en el
17% de los casos analizados.
Según el Banco de España, muchos de esos préstamos eran
operaciones "mal concedidas en su inicio" a clientes sin ingresos
regulares o con un ratio de endeudamiento elevado.
El supervisor incidía en que el importe de muchos créditos
concedidos era equivalente al valor del activo (LTV superiores al 100%),
incluía cuotas crecientes, tipos variables, y precios de compra muy
elevados, "inflados respecto a su valor real".
Estas circunstancias, unidas a los elevados tipos de interés
registrados a finales de 2008, hacían "insostenible" la carga para el
acreditado, reseñaba la Inspección.
El Banco de España pronosticaba entonces que la crisis económica,
el aumento del desempleo, la caída de los precios inmobiliarios y la
persistencia de unas perspectivas macroeconómicas "muy negativas" hacían
prever que era "imposible" que el cliente afrontara la devolución del
pago.
Observó que la deuda pendiente sería en muchos casos "muy
superior" al valor real de la vivienda, lo que generaría "mayores
incentivos a dejar de pagar la hipoteca. Además, constató la intención
de un gran número de clientes por entregar la vivienda como dación en
pago.
Ante este análisis, los inspectores reseñaban una serie de
sugerencias. Entre ellas, llamaban a mejorar el "escaso" análisis de la
situación de los acreditados, lo que es de "vital" importancia para
calcular su capacidad de pago cuando tiene que hacer frente a
compromisos con otras entidades.
Se recomendaba también dar mayor importancia a los ingresos
justificados frente a los ingresos "meramente declarados" por el titular
a la hora de decidir si se da el visto bueno a la operación.
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