Los médicos de la Comunidad de Madrid, por boca del presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), J.J. Rodríguez Sendín, acusan
al presidente de la Comunidad, Ignacio González, de querer “cambiar
dinero por vidas”. El punto básico de su protesta colegial sería la
modificación impuesta por Adelson de que se modifique la actual Ley
antitabaco para que se pueda fumar en Eurovegas.
Pero el personal de la sanidad, de Madrid y de toda España, saben que
el incremento de la morbilidad no vendría sólo de vender soberanía y
someterse a exigencias de un personaje más que sospechoso, autorizando
que en Eurovegas, si se llega a construir, se pueda fumar. Vale la pena
recordar que TODO “el estilo de vida” que nos propone Eurovegas no tiene
nada de saludable. La propuesta de una sociedad donde se fomenta el
consumo de alcohol, donde se abre un paréntesis legal a la prohibición
del consumo de tabaco en lugares públicos, donde se estimulan las
conductas adictivas (y en la que la menor de ellas sería al juego)
incluso a menores de 18 años, donde no se sabe cuándo es de día ni de
noche (pretendiendo engañar nuestro reloj biológico con luces
artificiales permanentes que quieren hacernos olvidar nuestro cansancio y
la necesidad de descansar) es una propuesta enferma. La falta de pautas
saludables de vida se acompaña con la ausencia de legislación laboral a
la que el personal asalariado pueda acogerse (por no hablar incluso de
la negativa a pagar los impuestos derivados del juego en España). Y no
es de extrañar, porque los “personajes” que elaboran los timos como
Eurovegas, salen de la galería de todas las mafias que sólo se atienen a
sus propias leyes asociales: Prostitución y explotación hasta la
neo-esclavitud: unas propuestas degradantes de vida y trabajo, en las
antípodas de la salud pública.
Desde un punto de vista social, el atentado a la salud pública se
extiende a mantener un modelo de “crecimiento” tres veces fallido,
basado en los pelotazos urbanísticos, los megaproyectos imposibles, el
saqueo de los fondos públicos, vía exenciones y subvenciones,
naturalmente a fondo perdido. La extensión de “zonas francas” para la
explotación va configurando un modelo en el que consiguen introducirse
cada vez más empresarios (los que promueven estos “puestos de trabajo”
dependientes) pero a costa de la auténtica soberanía de los pueblos.
Pueden izar los Adelson de turno, con todo orgullo y desde la
ilegitimidad de su prepotencia, sus banderas Eurovegas (o en otro
sentido, Monsanto), porque los gobiernos pierden capacidad de gobernar
en su propio país y han vendido (siempre demasiado barato) parcelas
crecientes donde la sociedad se desintegra, y donde la única Carta Magna
vigente protege la maximización del beneficio de la sociedad anónima y
la inmunidad internacional de esos “marines” de las ruletas.
Esta extraña mezcla de estupor e indignación que crece cada día se
hipertrofia con la vergüenza colectiva de que los políticos que tan
prepotentes son con los débiles, se jacten de hincar su rodilla ante
presuntos mafiosos. Practican la nefasta pedagogía del sometimiento, de
darse los primeros codazos en el trueque de la historia, dignidad y
valores de una sociedad por abalorios que rompen de verdad cualquier
posibilidad de autoestima (y soberanía). Y así, devuelven a las personas
que les votaron de buena fe a los tiempos coloniales de la servidumbre,
en un retorno al futuro que debemos impedir por nuestra salud y nuestra
vida.
La propuesta de creación de “paraísos del juego” que en realidad sólo
lo son para la fiscalidad, y en los que todo es mentira, incluso el
azar (la banca siempre gana, y en más de un sentido) se cobra su peaje
en vidas humanas. Los enclaves como Eurovegas no funcionan ni siquiera
en su lugar de origen. Según estudios realizados en los Estados Unidos,
Las Vegas sería la cuarta ciudad más estresante de los USA, y aunque con
datos no recientes, “el riesgo de suicidio entre los habitantes de Las
Vegas es un 50% mayor que entre los habitantes de cualquier otro lugar
(1 entre 10000 en Estados Unidos). Además, los visitantes de Las Vegas
tienen el doble de riesgo de suicidarse que si se quedan en su casa o
visitan otro lugar. Y con sólo marchar de Las Vegas, disminuye el riesgo
de suicidio en un 20%; incluso quien vive en Las Vegas pero trabaja en
otro lugar nota estos efectos beneficiosos. (…) No es ajeno, además, el
llamado efecto del “jugador que pierde” en una ciudad que crece muy
rápidamente y desestructura familias y amistades, aislamiento social,
fragmentación, falta de cohesión social”.
Los médicos de la OMC nos recuerdan lo básico, lo que ningún político
debería olvidar: “Las inversiones económicas y la generación de empleo
que el país necesita no deben hacerse a cuenta del deterioro de la
protección de la salud de los ciudadanos”. Ni tampoco se puede, sin
asumir la propia bajeza, desproteger y abandonar la enseñanza, las
Universidades, el desarrollo de la investigación y la ciencia, un modelo
de futuro basado en el conocimiento, para depositar nuestro porvenir en
manos de personajes que reinan, impunes, en el lado más oscuro de la
fuerza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario