BUCAREST.- El Atlético de Madrid se ha adjudicado su
segunda Europa League en dos años tras haberse impuesto con una
autoridad incontestable (3-0) al Athletic Club en un encuentro
tremendamente desigualado donde los bilbaínos pagaron cara su bisoñez
ante un conjunto colchonero muy maduro, que tuvieron en Falcao y los dos
goles que firmó al elemento diferencial.
La final 'fratricida' entre dos clubes españoles, la decantó
un colombiano. Radamel Falcao, que firmó dos soberbias obras de arte
encarnadas en goles para su equipo. El 'Tigre' demostró que aumenta su
rendimiento en las grandes citas, tras el título de Europa League que
otorgó al Oporto el curso pasado anotando el único gol de la final.
Además, con los dos tantos, se proclamó en solitario máximo goleador de
la competición por segundo año consecutivo.
Pronto se abrió la veda. En el minuto 7, Falcao recibió un
inocente balón en el pico derecho del área de Iraizoz. Tras controlar el
esférico y otear el horizonte en busca de ayuda, el 'Tigre' aprovechó
su soledad y la permisividad de los zagueros bilbaínos para caracolear,
perfilarse y sacarse de la 'chistera' un zurdazo que se convirtió en gol
tras atravesar la mismísima escuadra y en flecha para clavarse en los
corazones de los más de 13.000 vascos que acudieron a Bucarest.
Antes y después de la estocada deportiva y moral del
colombiano, el Athletic no se encontró cómodo en ningún momento sobre el
césped, con un campo de minas ideado por Simeone para neutralizar el
trato de balón vertiginoso al que acostumbra el equipo de Bielsa. Al
contraataque, los colchoneros salían con mucho peligro comandados por
los exquisitos Diego y Arda Turan.
Según se iba consumiendo el encuentro, Falcao mutó de gigante a
islote, dentro de un Atlético de Madrid más preocupado de enfriar el
fútbol que intentaba cocinar el equipo vasco y que garapiñó con un
disparo de media distancia de Muniain y con un centro al corazón del
área de Courtois que Llorente no supo conectar, víctima de la
aceleración, el ansia y el acoso de Miranda.
Cuando el duelo se doraba en el horno, tomando el color verde
de la casaca del Athletic, de nuevo emergió el '9' atlético. Una pelota
sin peligro cayó en los pies de Amorebieta que, contrario a los
postulados de todo central, se entretuvo en cabriolas sin sentido que
dieron con Arda habilitando a Falcao. El colombiano se retorció en del
área, pisando el balón para cambiar de dirección y tumbar a Aurtenetxe y
al propio Amorebieta que fútilmente intentó enmendar su error, y por
segunda vez con la zocata soltar un violento mandoble para anotar con
autoridad.
Esta vez sí, la acción de Falcao domó a los 'leones', y aún
más, los minimizó al nivel de un felino doméstico. No obstante, el
conjunto de Simeone, con el oficio por bandera, no se volvió loco y pese
a oler 'sangre' no descuidó la retaguardia, sabedor de que en cualquier
momento los bilbaínos podían volver a rugir y soltar un zarpazo. Con la
ventaja de dos goles (2-0) concluyó un primer acto donde brilló un
único equipo, liderado por un colosal y certero Falcao.
La notable empresa de remontar, o al menos empatar, el envite
en 45 minutos propició que Bielsa mirase al banquillo para introducir
savia nueva en sus alicaídas filas. Si bien, el revulsivo resultó tan
efervescente como efímero, con un par de acciones nacidas de la garra,
el tesón y la gallardía que apenas lograron inquietar a Courtois y que
no tuvieron continuidad alguna ni reflejo en el juego bilbaíno.
En el lado contrario de la cancha, Adrián pareció
desperezarse, beneficiado por los espacios que dejaban los laterales a
sus espaldas, en pos de cumplir con las labores ofensivas que su equipo
requería. Su compañero de ataque y el hombre del partido, el 'Tigre',
ofreció un auténtico recital de cómo un delantero debe ser útil para sus
compañeros jugando de espaldas a la portería de Iraizoz, aguantando el
esférico y descargando el juego a las bandas.
El guión del balón por el piso no le funcionó al Athletic, por
lo que cada vez más, los vascos comenzaron a probar con los balones
aéreos en dirección al estilete Fernando Llorente, pero toda acometida
resultó vacua y estéril ante un equipo entregado en cuerpo y alma a la
defensa de su guardameta, que apenas tuvo que intervenir. Aunque de
rigor es reconocerle al Athletic numerosas jugadas embarulladas en el
interior del área del meta belga donde no mostraron el acierto y la
clarividencia necesaria para anotar su primer gol de la noche.
Cuando el partido parecía empantanarse con un equipo que se
sabía ganador y otro que lo intentaba pero sin acariciar siquiera las
mieles del gol, por enésima vez surgió Falcao para, con metros por
delante, driblar y dejar atrás a dos rivales y estampar el esférico
contra la madera. Acto seguido, Diego en velocidad se zafa de Amorebieta
y cruza al palo contrario la pelota para redondear el triunfo.
Con el pitido final del árbitro, el Atlético de Madrid sumó a
sus vitrinas su cuarto título europeo magistralmente dirigido por Diego
Pablo Simeone que refuerza su condición de ídolo atlético, ascendencia
sobre la afición que pronto podría adquirir Falcao de repetir
actuaciones de este calado. La cruz del partido resultó para el Athletic
Club, que recibió demasiado castigo en la final de una Europa League
cuya inmaculada trayectoria les había permitido soñar con lograr algo
histórico.
FICHA TÉCNICA.
--RESULTADO: ATLÉTICO DE MADRID, 3 - ATHLETIC CLUB, 0 (2-0, en el descanso).
--ALINEACIONES.
ATLÉTICO DE MADRID: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe
Luis; Mario Suárez, Gabi; Diego (Koke, min. 90), Arda Turan (Domínguez,
min. 93), Adrián (Salvio, min. 88); Falcao.
ATHLETIC CLUB: Iraizoz; Iraola, Javi Martínez, Amorebieta,
Aurtenetxe (Ibai Gómez, min. 46); Iturraspe (Íñigo Pérez, min. 46),
Ander Herrera (Toquero, min. 63), De Marcos; Susaeta, Muniaín, Llorente.
--GOLES:
1-0, min. 7: Falcao.
2-0, min. 34: Falcao.
3-0, min. 85: Diego.
--ARBITRO: Wolfgang Stark (ALE). Amonestó a Falcao (min. 26)
por parte del Atlético de Madrid; y a Ander Herrera (min. 22),
Amorebieta (min. 64), Íñigo Pérez (min. 75) por parte del Athletic Club.