miércoles, 13 de junio de 2018

El almeriense José Guirao, nuevo ministro de Cultura

MADRID.- El almeriense de Pulpí, José Guirao, será el nuevo ministro de Cultura y Deporte del Gobierno de Pedro Sánchez, en sustitución de Màxim Huerta, que ha dimitido esta misma tarde, según han confirmado fuentes del Ejecutivo.

Guirao fue responsable del área de Cultura de la Diputación Provincial de Almería en los años ochenta, director general de Bellas Artes y Archivos del Ministerio de Cultura de 1993 a 1994 y director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía entre ese año y el 2001.
Según las fuentes del Gobierno, Guirao tomará posesión mañana a las 11.00 horas ante el Rey en el Palacio de la Zarzuela.
 
Licenciado en Filología Hispánica, nació en 1959. Estudió en Murcia el Bachillerato y en la UMU terminó su carrera universitaria. 
Inició su actividad política en 1983 como responsable del Cultura de la Diputación Provincial de Almería, cargo en el que permaneció hasta 1987.
En junio de 1988 fue nombrado director general de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, puesto en el que cesó en octubre de 1993 a petición propia, ya que días después fue nombrado, en Consejo de Ministros, director general de Bellas Artes y Archivos del Ministerio de Cultura. 
Un año después, el 23 de septiembre de 1994 fue nombrado por el Consejo de Ministros nuevo director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, cuya colección permanente remodeló durante su mandato.
Entre 2001 y 2014 estuvo al frente de la Casa Encendida, un espacio cultural de Madrid perteneciente a la desaparecida Caja Madrid y, tras su transformación, a la Fundación Montemadrid, que presidía ahora.

El periodista valenciano Màxim Huerta dimite como ministro por el escándalo del fraude fiscal y denuncia ser víctima de una "jauría"


MADRID.- El periodista valenciano Màxim Huerta ha anunciado hoy su dimisión como ministro de Cultura y Deporte, puesto en el que ha estado menos de una semana, tras conocerse que defraudó a Hacienda 218.000 euros, y ha dicho que "la inocencia no vale de nada ante esta jauría" y que se va "pensando en la cultura y en la transparencia".

Tras acudir al Palacio de la Moncloa para presentar su dimisión al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, Huerta ha comparecido en una concurrida sala de prensa en el Ministerio a las siete de la tarde: "Hay momentos en los que uno tiene que retirarse y yo amo la cultura", ha dicho.

Un mensaje en línea parecida con lo que ha expresado poco después en Twitter, adjuntando una imagen con su madre del día en el que tomó posesión del cargo.

Ha recordado que recibió la propuesta del presidente del Gobierno con mucha ilusión, pero sobre todo consciente de todo lo que este país tenía por delante para recuperar la cultura. Y, además, " me hizo sentir el peso de la responsabilidad", ha asegurado.

Huerta ha sostenido que fue un compromiso más importante que su carrera profesional y su vida personal y lo hizo convencido de que podía servir a su país y a la cultura, pero sabiendo que iba a ser el "blanco de las críticas por haber trabajado en un medio de comunicación que todos ven y todos demonizan". 

Sobre la condena por fraude, ha insistido en que es inocente y que lo hizo en un momento en el que, "como tanta gente de este país, se facturaba a través de una sociedad. Y no era ilegal en ese momento".

En ese sentido, ha recordado que en aquel entonces se llegó a decir que "era una caza de brujas contra críticos de aquel Gobierno" y ha destacado que ha pagado la multa dos veces. 

La primera multa, ha explicado, fue la que Hacienda le pidió con efectos retroactivos por hacer algo que no era ilegal en su tiempo: "Y la pago ahora, aquí, por segunda vez, consciente de que la inocencia no vale de nada ante esta jauría".

"Corren nuevos tiempos, tiempos en los que hasta los inocentes prefieren irse antes de que cualquier sombra de sospecha perjudique a los que quieren poner un nuevo rumbo, aire fresco, política limpia después de décadas de corrupción y expolio público. Ha sido tremendo", ha recalcado. El hasta ahora ministro de Cultura ha señalado por último que se va con la misma humildad con la que llegó hace una semana a este departamento. 

Huerta, que tomó posesión de su cargo el pasado 7 de junio, ha presentado su dimisión después de que 'El Confidencial' haya publicado este miércoles información relativa a las dos sentencias que en mayo de 2017 le impusieron una multa por haber defraudado a Hacienda 218.322 euros a lo largo de tres ejercicios fiscales, durante su etapa de colaborador en un programa de televisión.

Màxim Huerta Hernández nació en el municipio valenciano de Utiel, el 26 de enero de 1971. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad San Pablo-CEU de Valencia, cuenta también con un Master en Diseño gráfico e ilustración editorial por el Instituto Europeo de Diseño de Madrid.

Como periodista, ha ejercido de presentador de la edición de noche de Informativos Telecinco, para pasar a conducir la edición matinal de la cadena privada en septiembre de 2004. Ha trabajado once años en 'El programa de AR' (Telecinco), donde fue copresentador del espacio matinal.

Según la Academia de las Ciencias y las Artes de la Televisión, de la cual es miembro, entre 1996 y 1999 trabajó en Televisión Valenciana --Canal 9 y Punt 2-- como presentador y editor de Noticias. También en el canal autonómico ha ejercido como redactor de sus servicios informativos y como enviado especial a Francia. También trabajo en diversos medios escritos.

En relación con su faceta de escritor, destaca 'La noche soñada', con la que obtuvo el Premio Primavera de Novela en 2014. También es autor de la obra de teatro 'Más Sofocos', junto al director Juan Luis Iborra, y la pieza de microteatro 'Me quedo muerta'.
 
 


Dirigentes del PSOE querían la salida de Huerta

En un sector del PSOE se temía que el mantenimiento de Huerta acabara causando un daño irreparable a un Gobierno que se había marcado como uno de sus objetivos prioritarios la regeneración democrática y cuyo presidente había advertido a los miembros de su gabinete de que deberían observar un comportamiento ejemplar.
Algunos ministros, como la titular de Defensa, Margarita Robles, evitaron pronunciarse sobre la polémica cuando los medios de comunicación requirieron su opinión. Otros, como la titular de Transición Energética, Teresa Ribera, recordaban que "es obligación y deber" de todos los ciudadanos cumplir con las obligaciones fiscales, aunque evitó pronunciarse específicamente sobre las sentencias que afectaban a Huerta.
La difusión en las redes sociales de una entrevista que Sánchez concedió en 2015, siendo líder de la oposición, a Telecinco comprometiéndose a echar "al día siguiente" a los miembros de su equipo que se descubriera que hubieran creado una sociedad interpuesta para pagar menos impuestos, como hizo el fundador de Podemos Juan Carlos Monedero para cobrar sus trabajos de asesoría para el Gobierno de Venezuela, marcó un punto de inflexión.
Eran alrededor de las 17.00 horas cuando trascendía que Huerta se disponía a comparecer ante los medios de comunicación en la sede del departamento de Cultura. Antes había pasado por Moncloa para ver al presidente.
Tan sólo unas horas antes, Moncloa se ratificaba en su negativa a cesar al ministro al dar por buenas y satisfactorias sus explicaciones. El presidente del Gobierno y el propio ministro estaban tranquilos, aseguraba un portavoz, que atribuía a un deseo de hacer ruido las peticiones de dimisión de Huerta por parte de PP y Ciudadanos.

Huerta podría percibir cerca de 2.000 euros por su labor

Màxim Huerta podrá percibir algo más de 2.000 euros por sus siete días como ministro de Cultura, ya que esa es la cantidad que le corresponde por la parte proporcional de su sueldo así como por la indemnización a la que tiene derecho tras abandonar el cargo.
El sueldo actual de un ministro conforme a los presupuestos del Estado de 2017, que son los que se encuentran actualmente en vigor a la espera de que puedan aprobarse los de 2018, es de 70.368 euros anuales, es decir 5.026 euros al mes en 14 pagas.
Por tanto, la parte proporcional de ese sueldo en los siete días en los que Huerta ha sido ministro supone que recibirá 1.172 euros, a los que se añadirá la parte correspondiente de las pagas extras. A eso se podría sumar la indemnización a la que tiene derecho si es que no renuncia a ella.
Tal y como figura en el Portal de la Transparencia, los miembros del Gobierno y los representantes de otras instituciones del Estado tienen derecho a recibir una pensión indemnizatoria tras el abandono del cargo equivalente al 80 por ciento de su retribución anual durante, como máximo, los dos años siguientes al cese.
Si alguien ha sido ministro menos de dos años, la indemnización será del 80 por ciento mensual de su sueldo durante el mismo periodo en el que ha ejercido. Es decir, que Huerta podrá recibir el 80 por ciento del sueldo percibido en sus siete días como ministro, lo que representa una cantidad de 951 euros.
Pero esa indemnización es incompatible con cualquier retribución que pueda tener con cargo a los Presupuestos de las Administraciones Públicas, de los entes, organismos y empresas de ellos dependientes, o con cargo a los de los órganos constitucionales.
Además, desde 2012 la compensación es incompatible con cualquier otra retribución derivada de actividades públicas o privadas a raíz del Real Decreto Ley 20/2012.
Pero de acuerdo con la ley 3/2015 de 30 de marzo, los altos cargos, durante los dos años siguientes a la fecha de su cese -en este caso sin un periodo proporcional al tiempo durante el que se haya desempeñado- no podrán prestar servicios en entidades privadas que hayan resultado afectadas por decisiones en las que haya participado.
De la misma forma, no podrán celebrar por sí mismos o por entidades participadas por ellos directa o indirectamente en más del 10 por ciento, contratos de asistencia técnica, de servicios o similares con la Administración Pública en que hubieren prestado servicios siempre que guarden relación directa con las funciones que ejercía.
Además, quienes hubieran ocupado un puesto de alto cargo deberán efectuar durante dos años y ante la Oficina de Conflictos de Intereses declaración sobre las actividades que vayan a realizar y con carácter previo a su inicio.

¿Qué es la ‘posverdad’ (post-truth)? / Guillermo Herrera *

Esta palabreja se ha puesto de moda entre los advenedizos de la modernidad pero provoca alarma entre los periodistas decentes, porque esconde intenciones aviesas que voy a tratar de averiguar.

Posverdad o mentira emotiva es un neologismo que describe la distorsión deliberada de una realidad, con el fin de crear y modelar la opinión pública e influir en las actitudes sociales, en la que los hechos objetivos tienen menos influencia que las apelaciones a las emociones y a las creencias personales.

En cultura política, se denomina política de la posverdad a aquella en la que el debate se enmarca en apelaciones a emociones desconectándose de los detalles de la política pública, y por la reiterada afirmación de puntos de discusión en los cuales se ignoran los hechos reales. Se resume en la idea de que "el que algo que aparente ser verdad es más importante que la propia verdad".

David Roberts acuñó el término "política de la posverdad" en un blog para la revista electrónica Grist el 1 de abril de 2010, donde la definió como "una cultura política en la que la política (la opinión pública y la narrativa de los medios de comunicación) se han vuelto casi totalmente desconectadas de la política pública (la sustancia de lo que se legisla)".

Para el sociólogo Félix Ortega la manipulación de la información hace que el público no pueda conocer qué es verdad y qué falsedad. Esto se debería a la transformación de la comunicación política en propaganda, la pérdida de principios éticos por el periodismo actual y su sometimiento a intereses totalmente particulares así como la puesta en escena de los políticos hacia el espectáculo, la manipulación y la fragmentación de la ciudadanía.

HABLANDO CLARO

Como su propio nombre indica, ‘posverdad’ es lo que viene después de la verdad, que no puede ser otra cosa que la mentira dulcificada, como una gragea amarga, para que sea más fácil de tragar. Es muy bueno que dos y dos sumen cinco, pero no es cierto.

La posverdad es sencillamente mentira o estafa encubierta con el término políticamente correcto de ‘posverdad’, que ocultaría la tradicional propaganda política y el eufemismo de las relaciones públicas y la comunicación estratégica como instrumentos de manipulación y propaganda.

Esta fantasía se puede producir a través de la inteligencia artificial que crea una realidad virtual tan espectacular como un videojuego, pero que no es otra cosa que una distorsión de la realidad.

¿A quién beneficia este engaño? A los de siempre. A los que tratan de manipularnos para convertirnos en zombis hipnotizados por las pantallitas de los móviles que sean muy fáciles de manejar mientras ellos se forran a nuestra costa.

NO ES NUEVO

Parece nuevo pero es viejo, muy viejo. Es lo que viene sufriendo la Humanidad desde hace trece mil años en que se produjo el hundimiento de la Atlántida. ¿Quién es el padre o el rey de la mentira? Las tradiciones espirituales lo llaman el inicuo, el demonio, Satanás o Lucifer, pero tiene muchos nombres y no es uno sino legión de entes oscuros a los que los brujos mejicanos llaman depredadores y cuentan con muchas marionetas entre nuestra especie, especializados en chupar la sangre a la Humanidad.

La alarmante novedad que tenemos ahora es el desarrollo de la inteligencia artificial aplicada en beneficio de unos pocos y en contra del bien común de toda la Humanidad, que es la libertad y la soberanía de todos y cada uno de los ciudadanos y el beneficio de todas y cada una de sus comunidades. El desarrollo más preocupante es el de las computadoras cuánticas (Rusia está en la vanguardia) porque pueden hacer cosas increíbles, hasta el extremo de que un día pueden convertirse en nuestros amos y nosotros en sus esclavos.

‘POSDEMOCRACIA’

En su libro de 2004 Post-democracy, Colin Crouch utilizó el concepto "posdemocracia" para dar cuenta de un modelo de política donde "el debate electoral público es un espectáculo estrechamente controlado, gestionado por equipos rivales de profesionales expertos en técnicas de persuasión, y considerando una pequeña gama de temas seleccionados por esos equipos."

En 2016, la etiqueta ‘posverdad’ fue especialmente usada para describir la campaña presidencial de Donald Trump, tanto por periodistas y columnistas como por académicos de la ciencia política y la historia de Harvard. La explicación de la posverdad también fue utilizada para describir la campaña a favor de la salida del Reino Unido de la Unión Europea en el referéndum de 2016.

El mayor arma de destrucción masiva que existe es la mentira, y la mayor liberación de la Humanidad es la revelación de la Verdad. Por lo tanto sigan atentos a este tema y no se dejen engañar.



(*) Periodista