sábado, 26 de mayo de 2012

El nuevo presidente de Bankia defiende a su predecesor y niega una "purga"

MADRID.- El nuevo presidente de Bankia, Jose Ignacio Goirigolzarri, que pidió el viernes una ayuda récord de 19.000 millones de euros al Estado, defendió este sábado al equipo precedente del banco, rechazando cualquier "purga" y exhortando a la "prudencia".

"Yo no he venido aquí a depurar ningún tipo de responsabilidad", afirmó Goirigolzarri, interrogado sobre la apertura eventual de una investigación interna, durante una rueda de prensa destinada a explicar el plan de saneamiento de este banco, en grandes dificultades.
"Tenemos que ser absolutamente prudentes en nuestros juicios" repitió, y afirmó que su predecesor, Rodrigo Rato, tuvo que enfrentarse a una situación "muy compleja".
Rato, muy conocido por haber sido ministro de Economía y director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), así como su equipo, fueron obligados a dimitir.
Según él, la revisión que eleva la pérdida de Bankia en 2011 a 2.979 millones de euros, y no un beneficio de 309 millones, como se anunció anteriormente, procede de la crisis económica, que lastró las cuentas.
El nuevo presidente del grupo expresó su confianza en obtener la ayuda del Estado, y precisó que el aporte del fondo público de ayuda al sector (FROB) podría producirse "a mediados de junio".
Bankia, cuarto banco español, pidió el viernes al Estado una ayuda de 19.000 millones de euros, una cantidad sin precedentes en España, ante el panorama, peor de lo previsto, de sus cuentas, muy expuestas a los activos inmobiliarios tóxicos. Este banco tiene activos inmobiliarios por 37.500 millones de euros, de los cuales la gran mayoría (31.800 millones) es de alto riesgo -créditos que podrían no ser devueltos, desahucios...-, como consecuencia del estallido de la 'burbuja' inmobiliaria en 2008.
Si se añade la ayuda anunciada el 9 de mayo, bajo forma de préstamo transformado en participación, el rescate público a Bankia es de unos 23.500 millones de euros, un récord histórico para el sector financiero español.
El Estado se comprometió a aportar los fondos necesarios a Bankia, que representa el 10% del sistema financiero español y es, por tanto, considerado un banco "sistémico", por lo que no puede quebrar sin contaminar todo el sector.

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