MADRID.- El expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa ha
afirmado que la entidad financiera no podría haber hecho las cosas de
un modo muy diferente a como las hizo, y ha defendido que era
"imposible" prever el "tsunami financiero" que se avecinaba y que, entre
otras cosas, se ha llevado por delante a Bankia, que ha tenido que ser
intervenida por el Estado.
Durante su comparecencia ante la
Comisión de Economía del Congreso, Blesa ha recordado que Caja Madrid
estaba "en el mercado en España" por lo que "no podía hacer las cosas
muy distintas a lo que se estaba haciendo" en una coyuntura económica de
expansión mediante el ladrillo, que requería financiación, lo que
generó políticas "expansivas" en las entidades financieras y también
algunos "excesos" por parte de "todos los actores" económicos, si bien
"en la banca no se dio crédito a ciegas" según ha defendido.
"La construcción ha llegado a representar el 18% del PIB, el 24% del
crecimiento y el 40% de la creación de empleo. Es imposible separar la
actividad económica de la banca, van siempre unidas, para lo bueno y lo
malo. ¿Qué hubiera sido para Caja Madrid y otras entidades si no
hubieran acompañado con financiación ese 'boom' inmobiliario?", se ha
preguntado.
Así, ha negado que Caja Madrid fuera "un instrumento de desarrollo
inmobiliario de nadie" y ha insistido en que "era el sistema el que
demandaba dinero", al margen de que "habrá habido operaciones que han
salido mejor o peor".
De hecho, ha aclarado que el presidente
no concede los créditos o las inversiones, sino que recibe informes y
previsiones de sus diferentes comités y los analiza "con rigor".
"Es
difícil predecir el futuro, pero es muy fácil predecir el pasado, y
visto lo visto, en España hay muchos maestros en esta especialidad", ha
criticado.
A renglón seguido, ha comparado el negocio bancario
con la agricultura: "Unos y otros para hacer su labor tienen en cuenta
las condiciones del momento y la información disponible. Un agricultor
podrá tener un año mejor o peor, pero no podrá prever una inundación o
un incendio. Y en la banca era imposible prever que íbamos a tener un
tsunami", ha añadido.
"Las decisiones tomadas por todos los
actores de la vida económica hay que juzgarlas de conformidad con el
entorno macroeconómico. Hoy todas las cosas las vemos a la luz de una
crisis mundial que ha arrastrado a una situación dramática, pero
entonces las decisiones se adoptaron por unos parámetros seriamente
valorados", ha insistido.
Según Blesa, otra razón por la que la reestructuración bancaria está
causando tanto revuelo es porque España ha acometido esta tarea "mucho
más tarde" pero eso no significa que sea "el patito feo del mundo
financiero", sino que ha llegado cuando el resto de países occidentales
ya han concluido este proceso.
Así, ha comparado el dinero
inyectado en las entidades financieras en Estados Unidos o Suiza con el
destinado a los bancos y cajas españolas, que ascienden a unos 22.700
millones de euros, sin que haya concluido el proceso, que incluirá un
rescate de la UE de unos 40.000 millones según el Gobierno. "Yo calculo
que esto no va a llegar al 4% del PIB español, lejos del 5,1% de
Holanda, del 5,7% de Reino Unido, del 12.4% de Alemania o del 21% de
Bélgica", ha afirmado.
Sin embargo, en todo su discurso no ha hecho referencia a la quiebra de
Bankia porque se produjo después de su salida de Caja Madrid, en enero
de 2010. En ese momento, las cuentas de 2009 estaban "cerradas y
prácticamente auditadas" y reflejaban que el balance de la caja se había
multiplicado por seis, pasando de 33.000 a 192.000 millones de euros.
Y es que durante los casi trece años que estuvo al frente de la
institución Blesa buscó garantizar un "crecimiento equilibrado", para lo
cual se captaron depósitos de clientes, alcanzando una cuota de mercado
del 7,3%, "la mayor de la historia de Caja Madrid", además de tener una
"cómoda posición de liquidez" con 15.700 millones de euros, pese a que
la inversión crediticia ya estaba cayendo por la crisis y la demanda de
crédito se había reducido un 30% en el importe y un 40% en el número de
operaciones en ese ejercicio.
"Pese a todas las dificultades
del momento para todas las entidades financieras, los mercados mantenían
la confianza en Caja Madrid y por eso pudimos colocar en dos días una
emisión de cédulas hipotecarias de 1.750 millones de euros, suscrita en
un 81% por inversores extranjeros y que logró la mejor calificación de
Fitch y Moody's", ha subrayado.
En cuanto a la competitividad
de la entidad, Blesa ha afirmado que el volumen de negocio por oficina
ascendía a 133 millones de euros y los gastos se habían reducido un
9,2%, lo que mejoraba la competitividad de la entidad. También la ratio
de eficiencia era "una de las mejores de la banca española", con un 38%;
mientras que la ratio de la solvencia había mejorado en 50 puntos
básicos y había un "exceso de capital" con respecto al capital
regulatorio mínimo obligatorio de 3.282 millones.
"Gracias a un
gran equipo humano y aprovechando una etapa de crecimiento, impulsé el
crecimiento de la entidad, su expansión geográfica y la diversificación
del negocio", ha defendido, explicando que en cuanto "saltaron todas las
alarmas" ante la crisis Caja Madrid apostó por aumentar el número de
oficinas, captar más clientes, impulsar la banca de negocios,
diversificar geográficamente los ingresos y también captar inversiones
de diferente naturaleza.
Así, Blesa ha eludido pronunciarse sobre la gestión de la caja a partir
de su salida. "No la conozco, ni tampoco sobre las circunstancias que
llevaron al consejo de administración a tomar las decisiones que tomó,
sin duda, pensando que era lo mejor para la caja", ha dicho.
De
hecho, ha negado que el Banco de España haya responsabilizado a la
situación de Caja Madrid del agujero hallado en Bankia y ha negado que
las cuentas de la entidad madrileña fueran objeto de "ingeniería
financiera alguna".
"Las cuentas de 2009 están auditadas y no se reflejó
tacha alguna", ha insistido, rechazando así cualquier acusación de
"manipulación de ninguna cifra".
Lo único que ha reconocido es
que en 2006 una inspección del Banco de España informó a la entidad de
que su crédito inmobiliario había crecido desde el año 2003, si bien
aseguraba que "no comprometía por el momento la solvencia de la caja".
"Hay un dato que va contra la idea de que Caja Madrid dejó una herencia
perniciosa y dio al traste con el futuro de Bankia. Yo no voy a entrar
en quién dio al traste con quién y qué balances contaminaron Bankia,
pero en 2011 el informe de seguimiento trimestral de los procesos de
integración del Banco de España decía que Bankia tiene una solvencia muy
superior a los dos grandes bancos españoles, del 13.66%. Si resulta que
(el balance de Caja Madrid) era tan malo, ¿cómo es posible que al año
siguiente esté en esa cifra?", se ha preguntado.
Por último, Blesa ha hecho referencia a la política retributiva seguida
en Caja Madrid, aunque sin dar datos sobre su salario o sobre las
dietas que cobró durante sus años al frente de la entidad, tal y como ha
reclamado insistentemente la oposición.
Así, ha indicado que
Caja Madrid cuenta con una Comisión encargada de estudiar las propuestas
salariales y decidir, y que en 2004 acometió un proceso de revisión y
estudio del nivel retributivo en el sector, decidiendo que no subiría
los sueldos pero que sí crearía un fondo de pensiones a modo de
incentivo diferido, ya que este 'bonus' "sólo se percibiría en la
jubilación del directivo".
"Viendo las normas aprobadas por la
UE en 2009 sobre los criterios de retribución no íbamos muy descaminados
en el enfoque", ha señalado Blesa, apostillando que tras su salida el
Consejo de Administración decidió anular este fondo.
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