sábado, 4 de mayo de 2013

Esperanza Aguirre hace la guerra por su cuenta

MADRID.- La presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, se ha convertido, desde que anunció su retirada del "primer plano" político, en una china en el zapato de Mariano Rajoy, porque con sus opiniones críticas sobre algunas actuaciones del Gobierno ha levantado ampollas y una polvareda de reacciones.

Algunas fuentes del partido atribuyen sus palabras a ambiciones políticas, otros a que pudiera estar pensando en formar su propio partido y otros a una baza que está jugando para allanar el camino a su sucesor y durante años mano derecha, Ignacio González, para que sea el próximo candidato del PP a la Presidencia de Madrid, en caso de que la dirección nacional se opusiese.
Maestra en el juego del despiste, Aguirre no oculta que le gusta "navegar con el viento en contra", como ella misma ha confesado, a pesar de que algunos la tachen de oportunista, al pedir que se apliquen sus recetas para salir de la crisis: bajar los impuestos y recortar gastos adelgazando de forma radical la administración hasta el punto de devolver al Estado competencias autonómicas.
Y es que nadie como Esperanza Aguirre para calentar el ambiente y dejar caer una bomba informativa que hace temblar los cimientos del partido en el momento adecuado, sabedora de su repercusión, para a renglón seguido. apaciguar los ánimos y decir que Rajoy "no se equivoca en nada en absoluto".
Una práctica que empleaba Aguirre antes y que siempre le ha dado buenos resultados para acaparar el interés y suscitar polémica, ya sea a través de las redes sociales, donde suele plasmar sus opiniones, o participando en foros y conferencias dentro y fuera de España, que ha utilizado como "escaparate" de sus planteamientos liberales.
Hace años se definía a sí misma como un verso suelto en el PP, algo que se ha corroborado, sobre todo tras su dimisión como presidenta de la Comunidad de Madrid, el pasado 17 de septiembre, para pasar, según dijo entonces, al "segundo plano" de la política.
Algunos respiraron hondo aquel día; pensaron que Aguirre estaba cansada, que le flaqueaban las fuerzas para seguir gobernando en tiempos de crisis, que ya se había enfrentado bastante desde su cargo al Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero y que había llegado el momento de dejar que Rajoy gobernara en paz.
Eran algunos los que pensaban eso, pero no todos, pues los que la conocen de verdad saben que a Aguirre le cuesta mucho "bajar el periscopio" y que cuando lo sube -algo que ha hecho últimamente con bastante frecuencia- es para hacer reflexiones que escuecen y que la mayoría no se atreve a poner sobre la mesa.
Sin ir muy lejos, todavía se recuerdan las filtraciones del comité de dirección del PP regional que evidenciaron un malestar de Esperanza Aguirre con algunos miembros de la dirección nacional, por las críticas que expresó hacia la ministra de Sanidad, Ana Mato, o la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal.
"De las crisis no se sale con más subvenciones" o "hay que dejar quebrar a los bancos" son también algunas de sus "perlas" que provocan revuelo, como también lo es su firmeza a la hora de exigir que se investigue la corrupción política "caiga quien caiga", o sus planteamientos de devolver al Estado las competencias de Sanidad, Educación y Justicia.
El calificativo de que para ella es un motivo de orgullo que muchos jóvenes cualificados trabajen en el extranjero, volvió a llevar recientemente a la dirigente popular a las portadas, dejando constancia de que aún sigue ahí, lanzando avisos a navegantes desde la segunda fila política, en la que sólo ella se sitúa.
En medio de esta tormenta, algunos compañeros de partido le han pedido que deje de insertar sus pensamientos en blogs o conferencias y los plantee abiertamente ante la Ejecutiva Nacional del PP.

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