sábado, 19 de noviembre de 2011

El Papa denuncia que en el mundo hay demasiada corrupción y codicia

COTONÚ.- Benedicto XVI denunció hoy en Cotonú (Benín) que actualmente en el mundo hay demasiados escándalos e injusticias, demasiada corrupción y codicia, demasiado desprecio y mentira, y excesiva violencia que lleva a la miseria y a la muerte.

El papa hizo estas manifestaciones en el discurso que pronunció ante el presidente de Benin, Thomas Boni Yayi, el gobierno, el cuerpo diplomático y los representantes de las principales religiones, reunidos en el palacio presidencial, ante los que dijo que ningún régimen político es perfecto y ninguna decisión económica neutral, pero que siempre deben servir al bien común.
En su discurso más político de su visita a Benin, el Obispo de Roma dijo que el ser humano aspira a la libertad, quiere vivir dignamente, desea buenas escuelas y alimentación para sus hijos, hospitales dignos, quiere ser respetado y reivindica "un gobierno limpio que no confunda el interés privado con el interés general, y sobre todo desea la paz y la justicia".
"Actualmente hay demasiados escándalos e injusticias, demasiada corrupción y codicia, demasiado desprecio y mentira, excesiva violencia que lleva a la miseria y a la muerte. Estos males afligen a todo el mundo. Toda nación quiere entender las decisiones políticas y económicas que se toman en su nombre. Se da cuenta de la manipulación y la revancha es a veces violenta. Sabemos que ningún régimen político humano es perfecto y que ninguna decisión económica es neutral, pero siempre deben servir al bien común", afirmó.
Benedicto subrayó que los países exigen que su dignidad sea respetada y que los responsables políticos no puede eludirlo.
"Desde esta tribuna, hago un llamamiento a todos los líderes políticos y económicos de los países africanos y del resto del mundo. No privéis a vuestros pueblos de la esperanza. No amputéis su porvenir mutilando su presente. Tened un enfoque ético valiente en vuestras responsabilidades y, si sois creyentes, rogad a Dios que os conceda sabiduría", expresó el papa con vehemencia.
Ante la fuerte corrupción política existente en muchas naciones africanas el papa dijo que los gobernantes deben ser íntegros y no dejarse llevar ante los intereses de los poderosos y subrayó que el poder "ciega fácilmente, sobre todo cuando están en juego intereses privados, familiares, étnicos o religiosos".
Benedicto XVI manifestó que África es sinónimo de esperanza y que cuando lo afirma no hace "retórica fácil, sino expreso simplemente una convicción personal, que es también de la Iglesia".
Recordó que con demasiada frecuencia se da una imagen negativa de África y otras veces sólo se la ve como una enorme reserva de energía, minerales, productos agrícolas y recursos humanos fáciles de explotar "para intereses a menudo escasamente nobles".
Esas son -precisó- visiones reduccionistas e irrespetuosas para el continente y sus gentes.
Benedicto XVI hizo un recorrido por el África actual y destacó que en los últimos meses muchos han expresado su deseo de libertad y ha nacido incluso un nuevo Estado (Sudan del Sur), pero que también ha habido muchos conflictos provocados por la "ceguera" del hombre, por sus ansias de poder y por intereses político-económicos que ignoran la dignidad de la persona o de la naturaleza".
En un país donde están muy difundidas las religiones tradicionales, sobre todo el vudú, y en un continente donde el islam también tiene una fuerte presencia, el papa habló del diálogo interreligioso.
Lo primero que hizo fue denunciar los conflictos armados en nombre de Dios y dijo que toda persona sensata comprende la necesidad de promover la cooperación "serena y respetuosa" entre las diferentes culturas y religiones.
"El auténtico diálogo interreligioso rechaza la verdad humanamente egocéntrica, porque la sola y única verdad está en Dios. Por tanto, ninguna religión, ninguna cultura puede justificar que se invoque o se recurra a la intolerancia o a la violencia", señaló.
El papa agregó que la agresividad es una forma de relación bastante arcaica, que se remite a instintos fáciles y poco nobles.
Benedicto XVI advirtió contra el diálogo interreligioso mal entendido, que estimó conduce a la confusión o al sincretismo.
Asimismo, exhortó a los gobernantes a promover entre los jóvenes una pedagogía del diálogo, para que descubran que la conciencia de cada uno es un santuario que se ha de respetar, y abogó por un buen entendimiento entre las culturas.

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