MADRID.- El portavoz municipal del PSOE, Jaime Lissavetzky ha censurado "la falta absoluta de información" referente al proyecto de Eurovegas y ha reiterado que está a favor de la llegada de inversión extranjera "pero no a cualquier precio".
Además, ha recriminado la actitud pasiva que mantiene la alcaldesa, Ana Botella, sobre este y otros asuntos, para denunciar que su gestión solo se basa en "hacer recortes, gestionar mal y esconderse detrás de las faldas de Esperanza Aguirre o de los pantalones de Mariano Rajoy".
Así lo ha manifestado el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento a los medios de comunicación tras visitar este lunes, junto a varios concejales socialistas, la Plaza de la Cebada para denunciar la falta de remodelación de esta zona.
Lissavetzky ha remarcado que, en cualquier proyecto de inversión, existen una "líneas rojas" que "no pueden pisarse", para incidir en que su formación política "quiere proteger las leyes medioambientales, las leyes urbanística y la normativa sobre el tema del tabaco".
Por otro lado, ha remarcado que también deben preservarse las normas fiscales que imperan en Madrid y que "no puede aplicarse una vez más la ley del embudo: ancho para unos y estrecho para otros". "No al 'Bienvenido Mister Marshall' por mas que estemos mal económicamente", ha enfatizado el portavoz socialista a continuación.
Lissavetzky ha subrayado que, según las informaciones publicadas, parece que la pelea entre Madrid y Cataluña por albergar este proyecto se está disputando "en las alturas", para remarcar que la comunidad catalana "parece" que ha dado el "no a cualquier precio" a esta posible inversión.
El portavoz municipal socialista también ha cargado duramente en sus declaraciones contra la actitud de "brazos cruzados" y el "desastre de gestión" del equipo de Gobierno municipal en la lucha contra la contaminación.
En este sentido, Lissavetzky ha remarcado que los niveles de contaminación han subido en el último trimestre, tal y como ha denunciado Ecologistas en Acción, y puso como ejemplo que este lunes en la estación de Plaza del Carmen (cercana a la Plaza de la Cebada) los niveles de dióxido de nitrógeno doblaban los límites permitidos por la UE.
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