MADRID.- El expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa
considera que la situación que atraviesa Bankia en la actualidad es
"preocupante", pero confía en que "se solucionará" próximamente, según
ha indicado hoy.
"Creo que la situación es preocupante, pero que se solucionará
pronto", dijo Blesa.
Fuentes cercanas al empresario indicaron que Blesa se siente "tranquilo" ante las implicaciones de
su gestión de la caja de ahorros dentro de las investigaciones y
procedimientos judiciales en marcha sobre Bankia.
Según agregaron dichas fuentes, Blesa está convencido de que su
actuación como presidente de Caja Madrid se inscribió en todo momento
dentro de la legalidad vigente y que las cuentas de la caja bajo su
mandato siempre fueron refrendadas por el auditor.
Blesa abandonó la presidencia de Caja Madrid en la asamblea
general del 28 de enero de 2010, que eligió a Rodrigo Rato como sucesor.
La marcha de Blesa es anterior al acuerdo de integración sellado el 30
de julio de 2010 por Caja Madrid con otras seis cajas para crear Bankia,
que salió a Bolsa el 20 de julio de 2011.
En sus últimas palabras como presidente de Caja Madrid, Blesa se
mostró satisfecho de su gestión y destacó el "salto cualitativo" dado
por la caja desde 1996 hasta 2009 y la "trayectoria extraordinaria"
emprendida.
El actual presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, que
sustituyó en el cargo a Rodrigo Rato a raíz de la intervención de la
entidad, descartó en la junta de accionistas celebrada el viernes 29 de
junio iniciar acciones legales contra los antiguos gestores de la
entidad, o sumarse a las existentes.
Gorigolzarri sostuvo que esa decisión "requeriría lógicamente que
resulte acreditado algún tipo de infracción que le afecte a Bankia" y,
según dijo, ese "no es el caso" de acuerdo con la información que poseen
"en estos momentos".
Bankia podría recibir la asistencia financiera de la UE en las
próximas semanas después de que la Comisión aprobara el 27 de junio su
plan de rescate y el de su matriz Banco Financiero y de Ahorros (BFA), y
reclamara un plan de reestructuración profunda en el plazo de seis
meses.
La ayuda incluye la conversión en capital de los 4.400 millones de
euros en participaciones preferentes que posee el Estado, que se
convierte así en el único accionista de BFA, y una garantía de liquidez
por valor de 19.000 millones de euros.
No incluye la inyección de capital de 19.000 millones reclamada
por Goirigolzarri y que está siendo examinada por las autoridades
españolas.
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