jueves, 5 de abril de 2018

Cifuentes: dimitir es la salida / Editorial de 'El País'

Cristina Cifuentes se ha parapetado, según todo parece indicar, en una mentira para mantener su puesto al frente de la Comunidad de Madrid. Quizá ella no falseó ninguna firma y ningún documento para demostrar que sí cursó y superó un máster de posgrado en una universidad pública, pero el miércoles, en la Asamblea madrileña y ante los electores, proclamó con altanería que el título que figuraba en su currículo académico era “perfectamente real y legal”. 

Una profesora, la presidenta del supuesto tribunal que la examinó, ha reconocido que no firmó el acta. Hubo, por tanto, un delito de falsificación de documento público que la fiscalía ahora evaluará. Si ella no falsificó nada, Cifuentes tendrá al menos que explicar de dónde sacó el acta que tan orgullosa exhibió y por qué estaba tan segura de su legalidad.

Pero llegados a este punto la palabra de Cifuentes tendrá muy poco valor. Ella misma ha destruido su credibilidad defendiendo que cursó un máster al que no acudió y del que nunca ha sido capaz de explicitar día y hora de presentación en sesión pública su trabajo de fin de máster. 

Este escándalo involucra gravemente a la Universidad Rey Juan Carlos, pero su rector ha tomado la iniciativa para buscar responsabilidades e imponer la pulcritud interna a partir de ahora frente a una líder política arrogante que quizá participó en el amaño y ha basado su defensa en el contrataque y la mentira. Dimitir es su única salida airosa para minimizar los daños que ha infligido a la política en general y a su partido, que mañana inicia una importante convención nacional en Sevilla.

En caso de numantina resistencia, la pelota estaría en el tejado de Ciudadanos, el partido que apoya con sus votos a la líder popular. El pacto de legislatura suscrito con la presidenta madrileña incluye tolerancia cero hacia los políticos involucrados en escándalos de corrupción. Este es el caso. Se ha cometido un presunto delito que solo beneficiaba a la versión de Cifuentes y esta ha demostrado su catadura moral y política.

Puede que a un año de las elecciones autonómicas Ciudadanos sopese razones electorales legítimas, pero conformarse con la situación a la espera de un mejor momento pondrá gravemente en cuestión su ideario reformista de regeneración política. Durante esta legislatura se ha entendido bien con los socialistas y Podemos para poner en marcha diversos proyectos. Ahora, y a pesar de ser el partido menos numeroso en la Asamblea, está obligado a facilitar el relevo.



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