miércoles, 10 de agosto de 2011

Benedicto XVI anima a los jóvenes a conocer su fe católica con precisión

MADRID.- El papa Benedicto XVI confía en que la Jornada Mundial de la Juventud 2011 (JMJ) dé un impulso decisivo a la evangelización de las nuevas generaciones -"el futuro de la sociedad y de la Iglesia"- a las que anima a conocer la fe católica "con la misma precisión con la que un especialista de informática conoce el sistema operativo de un ordenador".

El Papa ha insistido en todos los mensajes que ha dirigido a los jóvenes en la necesidad de que éstos profundicen en el amor a Cristo y de que sean testigos y misioneros de ese amor para el mundo mediante la entrega a los demás.
En el prólogo del catecismo "Youcat", elaborado para estas jornadas, dice a los jóvenes que deben estar "mucho más profundamente arraigados en la fe" que la generación de sus padres, "para poder resistir con fuerza y decisión a los desafíos y las tentaciones de este tiempo".
Y les recuerda: "necesitáis la ayuda divina, si no queréis que vuestra fe se seque como una gota de rocío al sol, si no queréis sucumbir a las tentaciones del consumismo, si no queréis que vuestro amor se ahogue en la pornografía, si no queréis traicionar a los débiles y a las víctimas de abusos y violencia".
También les da un consejo: "todos sabéis de qué modo la comunidad de los creyentes se ha visto herida en los últimos tiempos por los ataques del mal, por la penetración del pecado en su seno, más aún, en el corazón de la Iglesia. No toméis esto como pretexto para huir de la presencia de Dios; vosotros mismos sois el cuerpo de Cristo, la Iglesia".
En esta misma línea va el mensaje de Benedicto XVI para estas jornadas en el que invita a la juventud a intensificar su camino de fe en Dios. "Vosotros sois el futuro de la sociedad y de la Iglesia. Como escribía el apóstol Pablo a los cristianos de la ciudad de Colosas, es vital tener raíces y bases sólidas".
"Esto es verdad, especialmente hoy, -añade- cuando muchos no tienen puntos de referencia estables para construir su vida, sintiéndose así profundamente inseguros. El relativismo que se ha difundido, y para el que todo da lo mismo y no existe ninguna verdad, ni un punto de referencia absoluto, no genera verdadera libertad, sino inestabilidad, desconcierto y un conformismo con las modas del momento".
"Vosotros, jóvenes, tenéis el derecho de recibir de las generaciones que os preceden puntos firmes para hacer vuestras opciones y construir vuestra vida, del mismo modo que una planta pequeña necesita un apoyo sólido hasta que crezcan sus raíces, para convertirse en un árbol robusto, capaz de dar fruto".
Para Benedicto XVI, "sin las raíces, (el árbol) sería llevado por el viento, y moriría. ¿Cuáles son nuestras raíces? Naturalmente, los padres, la familia y la cultura de nuestro país son un componente muy importante de nuestra identidad", junto con la Biblia que enseña que echar raíces "significa volver a poner la confianza en Dios".
Tras afirmar que hay una fuerte corriente de pensamiento laicista que "quiere apartar a Dios de la vida de las personas y la sociedad, planteando e intentando crear un 'paraíso' sin Él", dice que la experiencia enseña que el mundo sin Dios "se convierte en un 'infierno', donde prevalecen el egoísmo, las divisiones en las familias, el odio entre las personas y los pueblos, la falta de amor, alegría y esperanza".
En los mensajes de anteriores jornadas, Benedicto XVI ha insistido en que "el amor es posible... Un amor que produce paz y alegría; un amor que une a las personas, haciéndolas sentirse libres en el respeto mutuo", a la vez que invita a los jóvenes a ser testigos de las palabras de Cristo "amaos los unos a los otros".
Y ha recordado que otro de los compromisos que conlleva el amor "es el de la vida cotidiana en sus diversos aspectos..., el amor a la familia, al estudio, al trabajo y al tiempo libre... Cultivad vuestros talentos no sólo para conquistar una posición social, sino también para ayudar a los demás a crecer".
"Desarrollad vuestras capacidades, no sólo para ser más competitivos y productivos, sino para ser 'testigos de la caridad'.

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